• ¿Han tenido ustedes momentos de impaciencia? Quizás con ustedes mismos, o con otros. Pero lo peligroso es que nos pongamos impacientes con Dios.
• Todos experimentamos momentos de impaciencia y yo no soy la excepción.
• Me ha tocado ir a pagar las compras en el supermercado y me he encontrado con alguien delante de mí con un problema en el código numérico, como es de suponer la máquina registradora no funciona y la cajera después de tratarlo por unos minutos decide llamar a un supervisor.
• Luego el supervisor es nuevo en el trabajo y no sabe muy bien lo que está haciendo. Mientras tanto yo, esperando.
• Una de las cosas que normalmente he hecho es mirar a las otras cajeras para ver si puedo cambiarme para que me atiendan más rápido.
• Paciencia, paciencia ¿quien necesita paciencia?. Un amigo acostumbraba decir: Yo no le pido a Dios paciencia, porque de esa manera no tengo que preocuparme de perderla o no perderla.
• En este Salmo, vemos a David en cierta forma actuando con impaciencia hacia Dios. Vs. 1- 2 dice: “¿Hasta cuándo, Jehová? ¿Me olvidarás para siempre? ¿Hasta cuándo esconderás tu rostro de mí? ¿Hasta cuándo pondré consejos en mi alma, con tristeza en mi corazón cada día? ¿Hasta cuándo será enaltecido mí enemigo sobre mí?”
• Cuatro veces, David preguntó ¿Hasta cuándo?, Ésta expresión denota impaciencia.
• Siempre queremos que Dios actúe con prontitud, cuando se trata de recibir algo de él. ¿Pero, actuamos con la misma prontitud, cuando Dios demanda algo de nosotros?
• Abraham tuvo que esperar 25 años, antes que Isaac naciera. Isaac esperó 20 años para tener hijos. Y José esperó 13 años para llegar al lugar de honor el Egipto.
• El itinerario de Dios es diferente al nuestro. Muchas veces Dios espera para que la promesa sea más grande y satisfactoria.
• Cuando los amigos de Marta y María encontraron a Jesús le dijeron: “Señor, he aquí el que amas está enfermo. Oyendo Jesús, dijo: Esta enfermedad no es para muerte, sino para la gloria de Dios, para que el Hijo de Dios sea glorificado por ella. Y amaba Jesús a Marta, y a su hermana y a Lázaro. Cuando oyó, pues, que estaba enfermo, se quedó dos días más en el lugar donde estaba.”
• Muchos de nosotros hubiéramos tenido problemas con la demora de Jesús al lugar de los hechos. Marta y María lo tuvieron. Juan 11:20- 22 dice: “Entonces Marta, cuando oyó que Jesús venía, salió a encontrarle; pero María se quedó en casa. Y Marta dijo a Jesús: Señor, si hubieses estado aquí, mi hermano no hubiera muerto. Mas también sé ahora que todo lo que pidas a Dios, Dios te lo dará.”
• Jesús esperó hasta cuando Lázaro estuvo muerto para ir en su ayuda, pero cuando llegó el milagro fue aún más grande.
• Quizás Dios no conteste a nuestras oraciones de inmediato, porque está esperando a que estemos muertos a la carne, antes de venir en nuestra ayuda. Pero cuando hayamos muerto, el milagro será aún más grande.
• David tuvo que esperar, pero sabemos que David aprendió muchas cosas mientras esperaba en Dios. Vs. 3- 4 dice: “Mira, respóndeme, oh Jehová Dios mío; Alumbra mis ojos, para que no duerma de muerte; Para que no diga mi enemigo: Lo vencí. Mis enemigos se alegrarían, si yo resbalara.”
• En la espera David aprendió a escuchar a Dios, y a andar en la luz de Dios. En la espera aprendió a confiar en Dios. Vs. 5 dice: “Mas yo en tu misericordia he confiado; Mi corazón se alegrará en tu salvación.”
• Y cuando recibió la promesa se regocijo en el Señor, porque su corazón estaba alineado con el corazón de Dios. Vs. 6 dice: “Cantaré a Jehová, porque me ha hecho bien.”
• Cuando Dios responde a nuestras oraciones el corazón se alegra y recibimos el gozo que el mundo no puede dar.
• Las bendiciones más grandes son producto de la paciencia. Cuando tengamos que esperar en Dios, tengamos la certeza, que Dios sabe lo que nos conviene mejor. Si esperamos con paciencia Su nombre será glorificado en nosotros.
• Todos experimentamos momentos de impaciencia y yo no soy la excepción.
• Me ha tocado ir a pagar las compras en el supermercado y me he encontrado con alguien delante de mí con un problema en el código numérico, como es de suponer la máquina registradora no funciona y la cajera después de tratarlo por unos minutos decide llamar a un supervisor.
• Luego el supervisor es nuevo en el trabajo y no sabe muy bien lo que está haciendo. Mientras tanto yo, esperando.
• Una de las cosas que normalmente he hecho es mirar a las otras cajeras para ver si puedo cambiarme para que me atiendan más rápido.
• Paciencia, paciencia ¿quien necesita paciencia?. Un amigo acostumbraba decir: Yo no le pido a Dios paciencia, porque de esa manera no tengo que preocuparme de perderla o no perderla.
• En este Salmo, vemos a David en cierta forma actuando con impaciencia hacia Dios. Vs. 1- 2 dice: “¿Hasta cuándo, Jehová? ¿Me olvidarás para siempre? ¿Hasta cuándo esconderás tu rostro de mí? ¿Hasta cuándo pondré consejos en mi alma, con tristeza en mi corazón cada día? ¿Hasta cuándo será enaltecido mí enemigo sobre mí?”
• Cuatro veces, David preguntó ¿Hasta cuándo?, Ésta expresión denota impaciencia.
• Siempre queremos que Dios actúe con prontitud, cuando se trata de recibir algo de él. ¿Pero, actuamos con la misma prontitud, cuando Dios demanda algo de nosotros?
• Abraham tuvo que esperar 25 años, antes que Isaac naciera. Isaac esperó 20 años para tener hijos. Y José esperó 13 años para llegar al lugar de honor el Egipto.
• El itinerario de Dios es diferente al nuestro. Muchas veces Dios espera para que la promesa sea más grande y satisfactoria.
• Cuando los amigos de Marta y María encontraron a Jesús le dijeron: “Señor, he aquí el que amas está enfermo. Oyendo Jesús, dijo: Esta enfermedad no es para muerte, sino para la gloria de Dios, para que el Hijo de Dios sea glorificado por ella. Y amaba Jesús a Marta, y a su hermana y a Lázaro. Cuando oyó, pues, que estaba enfermo, se quedó dos días más en el lugar donde estaba.”
• Muchos de nosotros hubiéramos tenido problemas con la demora de Jesús al lugar de los hechos. Marta y María lo tuvieron. Juan 11:20- 22 dice: “Entonces Marta, cuando oyó que Jesús venía, salió a encontrarle; pero María se quedó en casa. Y Marta dijo a Jesús: Señor, si hubieses estado aquí, mi hermano no hubiera muerto. Mas también sé ahora que todo lo que pidas a Dios, Dios te lo dará.”
• Jesús esperó hasta cuando Lázaro estuvo muerto para ir en su ayuda, pero cuando llegó el milagro fue aún más grande.
• Quizás Dios no conteste a nuestras oraciones de inmediato, porque está esperando a que estemos muertos a la carne, antes de venir en nuestra ayuda. Pero cuando hayamos muerto, el milagro será aún más grande.
• David tuvo que esperar, pero sabemos que David aprendió muchas cosas mientras esperaba en Dios. Vs. 3- 4 dice: “Mira, respóndeme, oh Jehová Dios mío; Alumbra mis ojos, para que no duerma de muerte; Para que no diga mi enemigo: Lo vencí. Mis enemigos se alegrarían, si yo resbalara.”
• En la espera David aprendió a escuchar a Dios, y a andar en la luz de Dios. En la espera aprendió a confiar en Dios. Vs. 5 dice: “Mas yo en tu misericordia he confiado; Mi corazón se alegrará en tu salvación.”
• Y cuando recibió la promesa se regocijo en el Señor, porque su corazón estaba alineado con el corazón de Dios. Vs. 6 dice: “Cantaré a Jehová, porque me ha hecho bien.”
• Cuando Dios responde a nuestras oraciones el corazón se alegra y recibimos el gozo que el mundo no puede dar.
• Las bendiciones más grandes son producto de la paciencia. Cuando tengamos que esperar en Dios, tengamos la certeza, que Dios sabe lo que nos conviene mejor. Si esperamos con paciencia Su nombre será glorificado en nosotros.
No comments:
Post a Comment